miércoles, 30 de julio de 2008
El Ilustradero en Querétaro
L a odisea comenzó con la recopilación de todos los trabajos que se expondrían. Contamos con suerte, pues Silvia postergó cerca de dos días la fecha en que vendrían de parte del museo al D.F. a recogerlos. Primero ver que todos tuvieran todos los datos necesarios para la cédula, que todos tuvieran marco negro o marco por lo menos, que hubiera una presentación para imprimir en gran formato y pegar en el lugar (por si alguien por ahí se preguntaba qué es El Ilustradero). Algunos días después, la exposición ya estaba montada, pero había que comprobarlo e ir al Museo de la Ciudad de Querétaro a vivir junto con y como los niños el festival ¡upa!
Un par de niños de nombre Diego no dejaban un segundo solo a Pixilon, hasta que uno declaró abiertamente que su obra favorita de la sala era nada menos que Anabel; otros afirmaban que las obras más feas eran las más aterradoras, lo cual nos mostró una vez más que la idiosincrasia de los niños no es la nuestra y que, en realidad, quién puede coincidir en gustos o definir qué es bonito o feo... Eso sí, la ciudad de Querétaro es una preciosura, y adornada por El Ilustradero luce mucho mejor; tanto que no quería dejarnos, y de regreso, nos quedamos atrapados en la carretera por casi una hora, muy onda "La autopista del sur".
El Ilustradero estará hasta septiembre en Querétaro, pero Silvia comienza a planear una segunda exposición con todos aquellos que no participaron en esta ocasión, así que vayan recuperando sus obras, enmarcándolas y haciendo sus maletas. Próximamente, El Ilustradero en Querétaro jr.
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