Hola, un saludo afectuoso a todos(as). Quiero comentar de entrada que a pesar del recondenado frío que se sentía afuera, la reunión que compartimos ayer sábado fue grata y cálida, ha sido un placer salir de mi cubil frikuno para conocer en persona a célebres colegas harto simpáticos (as) y también quiero aprovechar para agradecer la hospitalidad de Mario y Anie que son un amor.
La bitácora de lo que pasó en este agradable convivio la dejaré para alguien más, ahora solo quiero apuntar una reflexión que saliendo de la reunión tuve con Lupita, mi esposa, que es maestra de escuela primaria, y que fue en relación al conjunto de las postales.
Sin dejar de reconocer como encomiable el sentido original de motivó su génesis (la elaboración de un abecedario, y lo que después se comentó ahí mismo de dotarlas de frases ingeniosas al reverso) mi esposa decía, no sin razón, que la motivación para un niño de adquirir semejantes materiales no es pareja; pocos se van a detener a apreciar lo bonitas e informativas que puedan ser. De bien poco vale el dotarlas de un sentido levemente didáctico si no hay un refuerzo lúdico asociado a su posesión. No se trata de menospreciar su estética y/o su potencial coleccionable, si no de darles un sentido de entretenimiento más acusado. Una opción es crear además de los paquetes normales de postales, juegos de memoria, donde habría paquetes de un número equis de postales que estarían repetidos, e impresos en el reverso con el logotipo de "El Ilustradero", también como parte del mismo paquete (o de otro dado que imágenes hay bastantes) se pueden crear pequeños rompecabezas con las postalitas (a la manera de las muestras que les llevé de La Perrera), en este caso, un simple suaje las convertiría de inmediato en un "juguete".
Sin otro ánimo que contribuir a la lluvia de ideas me despido ... ¡salucita! (parece que no dejo de brindar).
domingo, 28 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario